El domingo 25 de octubre de 2015, un grupo de amantes fanáticos de los automóviles se juntaban en la Copec de la antigua ruta 57, salida norte de Santiago. En ese escenario de arquitectura estadounidense, se reunía y calentaba motores para emprender por quinta vez para la mayoría, por primera vez para algunos, el cruce del cordón de cerros del Chacabuco, enfilando hacia Rinconada de los Andes. Encontramos todo tipo de automóviles: desde relucientes Ford A, hasta potentes Impalas y Dodges de los años setenta. Entre ellos, citronetas, Fiat de distinto tipo, Peugeot 404 y motos. Muchas motos y motonetas. Sólo algunos tienen la certeza que llegarán a la Rinconada pero de facto, lo logran prácticamente todos.
Atravesando la larga recta pasado Colina, bordeando la antigua y hoy reliquia ex estación rastreadora de satélites, pasando por el monumento a la batalla de Chacabuco, por las casas y hacienda del mismo nombre, hasta comenzar a subir la cuesta.
Salimos del asfalto para fotografiar donde la naciente naturaleza primaveral forma una escenografía perfecta y aquí somos testigos de la subida de la cuesta: los Ford A suben sin problemas y hasta más rápido de lo que teníamos programado en la cámara. Los Fiat 600 y citronetas suben con algunos refunfuños pero losmotores de los Ford, Peugeot, Dodges y Chevrolet de los años 60 y 70 resuenan a toda potencia. Motonetas son capítulo aparte: Lambrettas y Vespas, se toman la cuesta con toda calma.
Atravesado el túnel con sus clásicos goteos de agua de montaña sobre los parabrisas, encontramos otro escenario cinematográfico para una segunda sesión de fotos: una amplia curva donde disfrutamos de las distintas formas de reaccionar de estas máquinas, que en esta parte del camino vienen lanzadas.
Despues, Auco y su templo, bordeamos Catulo, cruzamos el caserío de Rinconada con algunas construcciones casi coloniales y se llega a un nuevo lugar que hace honor a la vegetación del campo chileno: La Leona. Sólo una palabra para describirlo: Hermoso.
Con este Dodge Charger ilustramos la llegada a La Leona
Pero… un insólito letrero preocupa a la entrada: Podremos tener una buena y demás merecida cerveza? Reportear a orilla de la carretera da sed.
Bonito y propicio lugar para el descanso de hombres y máquinas, que quedan a disposición para examinarlas de cerca, como mostramos en las siguientes fotografías.
No podriamos ignorar a los Ford A de todas las edades, que llegan en numerosa caravana
Hermoso lugar, excelentes autos, simpatía de organizadores y participantes. Los insólitos altos precios de los vendedores del mercado de las pulgas no empañan todo lo positivo. Con buenas canciones sesenteras todavía rondando nuestra cabeza, termina este nuevo encuentro, que nos recarga de energía y buen aura.